Popularidad y culto
Evita alcanzó una gran popularidad y se convirtió en el centro de un vasto culto personalizado. Su imagen y nombre rápidamente aparecieron en todas partes, incluyendo el nombre de ciudades y una provincia argentina, posteriormente rebautizada La Pampa. La veneración de la que era objeto entre las clases populares de la sociedad argentina, enfadaba a la Iglesia Católica, al popularizarse gran cantidad de estampas que la representaban de modo similar al que se representa a la virgen María.
Su autobiografía La razón de mi vida fue establecida como libro de lectura en el sistema escolar.
A pesar de su dominio y poder político, Evita fue siempre cuidadosa de no poner en riesgo el importante rol simbólico de su marido. Aunque se mantuvo a cargo de la agenda del presidente, procuró siempre justificar sus acciones diciendo que fueron "inspiradas" por la sabiduría y pasión de Perón.
Idolatrada por sus seguidores de la clase trabajadora, simultáneamente era ferozmente odiada por la clase alta argentina. Una muestra de este odio fue la leyenda "¡Viva el cáncer!" que se pintó en las paredes de los barrios de clase alta en los días finales de su vida.
miércoles, 21 de mayo de 2008
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