El sentimiento de frustración se hace compañero inseparable de Luigi Tenco y las cosas se complican por razones sentimentales. Mantiene una relación con la cantante Dalida mientras está enamorado de otra mujer llamada Valeria, que le exige la ruptura con la franco-italiana. En una carta, Tenco intenta explicarle la situación a Valeria: "Lo he intentaod de todas las maneras, he parado noches enteras bebiendo, buscando hacerle comprender quién soy, qué quiero y luego he acabado por hablarle de ti, de cuánto te amo".
Es en ese contexto en el que se produce el polémico suicidio de Tenco en 1967 en un hotel de Sanremo, en cuyo festival 'Cia amore, ciao', la canción presentada por el cantautor -precisamente defendida también en el concurso por la interpretación de Dalida- no logra pasar a la final. Las circunstancias que rodean el suicidio son esperpénticas. Primero se conduce el cadáver a la morgue, luego se vuelve a trasladar a la habitación del hotel para que se puedan tomar fotografías. La escena que registran esas fotos están sin duda compuestas, escenografiadas. En la mano del cantautor hay una nota en la que asegura haberse quitado la vida en protesta por el resultado de la votación que ha rechazado su canción.
Dalida asegura que el suicidio no tiene como causa el fracaso de la canción, "Creo que la verdad de esta muerte injusta -asegura en declaraciones- la saben Dios y esa muchacha que no supo cuan enamorado estaba Luigi de ella". Quienes conocen a Luigi rechazan de plano la posibilidad de que se haya suicidado y las fotografías compuestas en el hotel dan motivos para creer que hay algo irregular y que se está tratando de ocultar. Lo más extraño para quienes le conocen es que el disparo mortal aparece en la sien izquierda del cantautor mientras que el presunto suicida es diestro. En cualquier caso, Luigi es inhumado sin un examen forense y sin que se realizase la preceptiva prueba de la parafina que habría aclarado si las sospechas eran fundadas.
La presión popular para que se aclarasen las circunstancias de su muerte han sido permanentes. Los seguidores de Tenco, convertido objeto de culto precisamente por su muerte, han formado un club y un festival de la canción lleva su nombre. En 2005, 38 años después, un fiscal decide reabrir el caso y autoriza la exhumación del cadáver. El examen forense no descubre nada que pueda confirmar las sospechas y el caso es definitivamente archivado. Pese a ello muchos mantienen las dudas y sugieren que fue asesinado por razones desconocidas, otros creen que efectivamente se suicidó; unos piensan que por el fracaso en Sanremo, otros por una hipotética ruptura con Valeria e incluso hay quien sostiene que ambas razones pudieron pesar en el ánimo de Luigi Tenco.
El caso es que a los 29 años de edad desapareció un sólida promesa de la canción italiana, un cantautor honesto e interesante al que la la experiencia de la vida habría defraudado y que no sobrevivió a una depresión que hubiera podido ser transitoria.
En cualquier caso, cuesta asimilar cómo era posible en aquella Italia de la censura y la libertad vigilada que personas aparentemente normales, como Luigi Tenco o Gino Paoli poseyeran armas de fuego, que, como se dice, las carga el diablo. Quien las dispara, en última instancia, es la desesperación. Basta un segundo para que lo que pudo ser una anécdota pasajera se convierta en una tragedia.
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